Desalojos


Emergencia habitacional, ya! 
Suspensión de los desalojos!

Cada año un promedio de 5000 familias son desalojadas en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la mayoría de ellas son expulsadas de la Ciudad, que eligieron no por capricho sino por necesidad. Todas ven deteriorarse sus condiciones de hábitat, muchas quedan en situación de ca
El desalojo es una trágica forma de desarraigo, habitualmente para los sectores más humildes esa ruptura con el entorno conocido, se transforma en desarticulación del núcleo familiar, el reparto de sus integrantes entre amigos, parientes y allí donde se consiga algún lugar.

Si contabilizamos unas 20.000 personas lanzadas de sus viviendas anualmente, en el último lustro 100.000 seres humanos han vivido la dolorosa experiencia del desalojo en esta ciudad. Una buena parte de los mismos han sido expulsados hacia otras localidades. Lo que constituye un fenómeno de desplazamiento masivo de población humilde y de degradación de las condiciones en que viven, los que logran resistir la expulsión. Así año a año crecen las villas y los asentamientos en forma exponencial.

Sin embargo la ciudad está lejos de colapsar bajo una amenazante ola de inmigrantes de lejanas provincias y sobre todo de países limítrofes, como argumenta el macrismo. Por el contrario tiene hoy una población ligeramente inferior a la de hace 40 años. En este contexto, en las últimas décadas el sector privado ha construido en forma abundante, pero casi exclusivamente para el sector medio alto y alto

Simultáneamente en esta metrópoli según el último censo, 300.000 unidades están vacías y cerradas. En puerto Madero la cantidad de viviendas desocupadas está cercana al 70 % del total.

El precio de los inmuebles en medio de una burbuja especulativa se ha incrementado en forma notable en los últimos años, lo ha hecho incluso largamente por encima del incremento de precios de cualquier otro bien o servicio. Así la “inversión en ladrillo” se ha transformado, en probablemente la más rentable del mercado, atrayendo una importante cantidad de capitales.

Este fenómeno se traduce en un verdadero Boom inmobiliario, no sólo en la ciudad sino también la provincia de Buenos Aires y en la mayoría de los grandes centros urbanos del país, que lentamente van copiando esta lógica, (este fenómeno aparentemente ha cedido en el último año debido a la crisis). En el sector privado la producción de unidades de lujo o alta gama, hegemoniza este proceso (como si en el país no fuesen las familias de los sectores medios y bajos las que más necesitan resolver sus problemas de vivienda). Así una buena parte de las viviendas producidas quedan vacías, no van a completar el virtuoso círculo de trabajo- producción- consumo, sino que apenas terminadas ingresan a un mercado especulativo donde son retenidas como un bien financiero o reserva de valor. En el que sirven mejor estando desocupadas, para poder concretar cualquier operación en el momento conveniente.

De esta forma el efecto positivo que pudiese tener este boom, en cuanto a generación de trabajo o impulso al crecimiento, es largamente neutralizado por los efectos expulsivos de población humilde y por los altos costos sociales que genera la elitización y la inaccesibilidad resultante del mercado inmobiliario. Así las mejores tierras y lugares para la construcción en las ciudades y sus alrededores, lo va copando el sector privado con su lógica expulsiva y especulativa.

Al calor de estos acontecimientos en la Ciudad de Buenos Aires se genera una verdadera guerra por los espacios físicos disponibles, una de cuyas consecuencias es la ola de desalojos y expulsión de los pobres de la urbe.

En un mercado con condiciones cada vez más exigentes, la población de bajos recursos se ve condenada a un circuito informal que nadie controla, (Supuestos hoteles, inquilinatos, cuartos en villas y asentamientos etc.) donde es super explotada y sus derechos más elementales son desconocidos.

Esta es la contra cara de aquel desarrollo de grandes emprendimientos lujosos, como ejemplo paradigmático: a pocas cuadras del barrio más caro de la ciudad donde el metro cuadrado asciende a 7000 dólares, los vecinos de la villa 31 se hacinan sin remedio en barrios que no dejan de crecer y de recibir desplazados del resto de la ciudad. Hay un constante retroceso de amplios sectores de la población que pasan del departamento que ya no pueden sostener, al hotel o inquilinato y de este a la villa o asentamiento, mientras los emprendimientos de lujo, vacíos de habitantes, quedan como fantasmales testigos de una ciudad fracturada.

Ante todo esto es necesario poner en discusión y hacer visible esta problemática, Se hacen imprescindibles medidas de fondo, de regulación del mercado de tierras e inmuebles y también otras para la emergencia, para enfrentar esta trágica situación que viven los sectores populares. Pero medidas para la emergencia no significa dádivas ni limosnas, ni iniciativas de tan corto plazo que son imposibles de articular con otras con un sentido más estratégico. Decimos esto porque así entiende la emergencia la administración actual de la ciudad. En materia de políticas sociales no solo se privilegia lo inmediato por sobre las soluciones de fondo, además se tiene una concepción de lo urgente absolutamente elemental y fracturada de cualquier perspectiva a más largo plazo, que no sea simplemente la expulsión de los pobres de la ciudad vía mercado inmobiliario.

Este es un modelo de Ciudad, excluyente y expulsiva, donde cosmopolita se vuelve sinónimo de elitista. Una ciudad pensada desde la lógica de Puerto Madero, desde la especulación inmobiliaria, pensada y construida como un espacio para los negocios, para el turismo, para que se asienten las cabeceras de las multinacionales y no para integrar a los distintos sectores de la población armoniosamente en su territorio.

La idea de una ciudad moderna, con un movimiento cultural que la pone en los primeros sitios del mundo, abierta, que recibe miles y miles de turistas al año, no debe estar reñida con la construcción de una ciudad más igualitaria, solidaria y con capacidad de contener a su población más humilde”.
Es posible una Ciudad para todas y todos y en su construcción estamos empeñados.

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